El hábito frecuente de lavarse las manos ayuda a protegerse de la aparición de hasta 200 enfermedades y disminuye el riesgo de desarrollar resistencia a los antibióticos.
Algunas de las enfermedades que se pueden prevenir son las infecciones respiratorias, como la gripe común o gripe A, neumonía, tosferina y bronquiolitis; patologías de transmisión feco-oral, como la cólera, diarrea y hepatitis A y E; así como la gastroenteritis, gastritis, neumococo, enfermedad mano-pie-boca o lombrices intestinales.
Según datos de Unicef, en 2015 más de 300.000 niños menores de cinco años murieron en todo el mundo por enfermedades diarreicas ligadas a la falta de agua potable y saneamiento. Además, diversos estudios han mostrado que el lavado de manos con jabón después de ir al baño y antes de comer puede reducir la incidencia de enfermedades diarreicas en un 40% o en un 25% la tasa de contagio de neumonía entre los menores.
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